Hace unas semanas cumplí treinta y tres años. Desde ese día tenía pendiente contestar a un mail de mi querida @anasolgo, a quien la crisis se llevó a Inglaterra. Le ha venido bien para perfeccionar el idioma, sanar alguna herida y ver el mundo desde otros ángulos. Aun así, nos echamos de menos y tenemos muchas conversaciones pendientes.

Amigas desde el colegio. Nuestra amistad ha sido siempre limpia. Libre. Cada una haciendo su camino y respetando el de la otra. Nos unen muchas cosas, ambas somos hijas pequeñas en casa de cinco hermanos y hemos vivido muchas experiencias. Juntas desarrollamos el instinto de supervivencia. Juntas aprendimos a ser autónomas. Juntas aprendimos a querer. Me ha enseñado muchas cosas, pero me quedo con dos: siempre se puede salir adelante y hay que saber perdonar.

Ella sabe hacerlo porque es una persona valiente y una persona buena. Porque nadie le ha regalado nada mientras ella regalaba sonrisas. Y así sigue. Luchando. Desarrollando sus capacidades y feliz con su nueva vida. Inquieta. Constante. Cumpliendo objetivo tras objetivo. En silencio. Dueña de sus decisiones.

El mundo está lleno de personas que en silencio sacan al resto adelante. Sobran intereses y personas interesadas. Falta pureza y autenticidad.

Hoy he respondido a ese mail pendiente y me encuentro genial de haberle dicho tantas cosas que siento. Un brindis por la gente auténtica ¡Salud!

 

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