En los últimos meses la educación pública está siendo cuestionada y sometida a continuos recortes y reformas. Se cuestiona el contenido de las asignaturas. Se cuestiona a los profesionales, a los padres, e incluso, a los alumnos.

El ministro de educación, José Ignacio Wert, ha focalizado en su figura las críticas del sector educativo y con muchos motivos. Desde que tomó posesión no ha dejado de sembrar la polémica, primero con sus palabras y después con sus actos. En este enlace encontramos algunas de sus frases más controvertidas. Ha cargado contra leyes, contra asignaturas, contra padres, contra profesores, contra alumnos. Como hace referencia el periodista Ignacio Escolar@iescolaren este post, menos “ellos”, todo es ETA.

Soy madre y me siento sobrepasada. Imagino que este sentimiento es compartido con otros miembros de la Comunidad Educativa. Wert nos ha llamado extremistas, terroristas, nos cuestiona cada movimiento. Pretende llenar la escuela de ideología anquilosada. Hacina a nuestros hijos en las aulas. Potencia la segregación por razón de sexo. Inventa conflictos como «españolizar». Pone al límite las condiciones laborales de educadores, maestros y profesores. Se carga todo aquello que fortalece el espíritu crítico, la creatividad, el desarrollo ético y la capacidad artística.  Las escuelas infantiles, colegios, institutos, universidades públicas están saturadas.

A esto se le llama maltrato. Acoso a un colectivo. Acoso de un ministro (y sus consejeros) a la comunidad educativa. Ideología disfrazada de recorte. Titulares y salidas de tono que pretenden desviar nuestra atención del foco principal, la educación hecha a su imagen y semejanza. La escuela como escaparate para evidenciar la amplia brecha entre clases sociales. Quien pueda que la pague.

Wert no es un terrorista, simplemente ha activado la bomba para que la educación pública vuele por los aires. Esto no es bullying, ni mobbing. Esto es Wertting.