Hace tiempo que tenía entre mis proyectos poner en marcha un blog personal. Esta idea tomó fuerza a medida que avanzaba mi vida maternal y se convirtió en necesidad en el momento que llegué a Twitter.

Mamá de una niña en 2010 y de un niño en 2012, en la actualidad son mi vida. Hilo fino para hacer hueco y desarrollarme profesionalmente. En 2008 emprendimos camino en Ikkono Branding, consultoría especializada en branding y, con mucho esfuerzo, continuamos en activo.

He descubierto que la maternidad puede cerrar algunas puertas, pero abre horizontes. Por primera vez he querido detener el tiempo. Muchos instantes. Mucha intensidad. Demasiada fugacidad.

No todo es belleza.

Ser madre conlleva vivir momentos en los que el llanto, la duda, la soledad, la falta de tiempo para ti y un cúmulo importante de circunstancias, te sobrepasan. Pierdes los papeles. Te sientes mal. Te abrumas.

Necesitas volar.

La necesidad de comunicarme con otras madres y padres que están viviendo momentos similares (belleza o saturación) me ha llevado a dar el salto y dar forma a MINGOLA. Palabra que gentilmente, mi niña inventó para mí.

Aunque soy consciente de la importancia de la especialización para alcanzar el éxito hoy en día, este blog tratará de todo un poco.  Eso sí, siempre visto con ojos de madre. Entre los temas que más me preocupan: educación, conciliación y otras políticas de las que depende nuestro bienestar.

Experiencias de compra on-line, descubrimiento de marcas y productos relacionados con los niños, son aspectos que a veces me apetece tratar como consumidora. Este blog también lo utilizaré, como decimos en Ikkono, para hacer Marketing de a pie.

Egoísmo puro.

Si alguien me lee, espero resultarle interesante y quién sabe, incluso puedo consolarle o resolverle algo. Lo que no dudo, es que esto me ayudará a compartir y, paradójicamente, a desconectar.