Hace tres años que nació mi hija. Tres años de intenso aprendizaje e intensas emociones. En el momento en el que nace un bebé, también nace una madre. Comienza un nuevo camino desde cero. Sin saber nada. Rodeados de sueños y temores. Pero juntos.

Naciste y nací. Juntas lloramos y buscamos cobijo para aplacar la ansiedad ante lo desconocido. Nunca nos planteamos dejarnos llorar. Ni abandonarnos. La seguridad llegó en los brazos, piel con piel; sintiendo que en ese lugar nada malo nos podía pasar. Comiendo de mí. Viviendo en mí, aunque ya fuera de mi cuerpo.

Seguimos tejiendo el hilo, superando pruebas: llantos, sueño, grietas, gases, sonrisas, carcajadas… comenzaste a descubrir tu cuerpo y a necesitar el mío cada vez menos. Nuestra entrega nos ha ayudado a combatir la frustración y a asimilar nuestra independencia. Somos dos: madre e hija, y una vida por delante.

Ya eres toda una niña. Habrá más etapas, y para afrontar cada una de las que están por llegar, será importante lo que hemos aprendido hasta ahora. Ojalá el camino sea muy largo. De sobra sabes que te quiero.

princesa