Hace unos meses se casó una buena amiga y me pidió que le ayudara a diseñar la imagen para su boda. Era un gran reto, dado que el mercado «wedding» es infinito. Detalles de todo tipo para un día especial e inolvidable. Cuando me puse a indagar vi cosas verdaderamente originales, aunque eché de menos un poco de cercanía y trabajo personalizado.
Así que, el primer objetivo que nos marcamos fue que los novios estuvieran reflejados en todo cuanto hiciéramos y que cualquier detalle tuviera sentido: el color, los tipos de letra elegidos, la temática del Candy Bar y el Photocall.
El hilo conductor fue unir dos regiones: Murcia – Madrid, cada una de las ciudades de los novios. Creo que lo conseguimos.
Las invitaciones calaron pronto entre los familiares y en la celebración repartimos los homenajes a cada tierra: un fotocall inspirado en la verbena madrileña y un candybar muy especial, inspirado en la huerta murciana y con todo tipo de complementos para las copas (plantas, cítricos y especias).
Todo fue genial, incluso la lluvia de la tarde, que nos tuvo con el alma en vilo (la boda era al aire libre); finalmente pudimos montar todo a última hora contracorriente. Agradezco la confianza de mis novios-amigos. Fue una oportunidad para seguir con este trabajo que acaba de empezar. Ya lo dice el dicho: “de una boda, sale otra boda”.
Os dejo algunas fotos del trabajo (las del Candy Bar cortesía del fotógrafo oficial de la boda Álvaro de María >
